11:09 pm, mi nariz se ha puesto rebelde, se niega a dejar entrar el aire, mi garganta cerrada evita que mi voz salga como es. Estoy enfermando de una gripa de esas de colores. He tomado una cucharada de guarfeninina(o algo asi), un ibuprofeno y una copa de tinto. Cualquiera de esos tres remedios harà que todo regrese a la normalidad.
Me quedo pensando, si fuera tan facil curarse los huecos que dejan las palabras hirientes, seguramente el remedio seria una plasta de play doh, de esa que huele rico, y un curita, asi seguramente el hueco quedarìa relleno y todo solucionado.
Pero, ¿que pasarìa con los huecos de las palabras que nunca llegan?. Esas palabras que con ansia esperamos, a las que les preparamos huequitos confortables, y que dia a dia anhelamos su llegada.
Esos huecos son mas dificiles de llenar, porque nosotros mismos los construimos, hacemos de ellos un lugar calientito y acolchado. Son lugares que esperan la albergar palabras bonitas para despues ser sellados y nunca dejarlas salir.
Por eso, este momento es crucial para mi: tengo que aprender a decir cosas bonitas, de esas que siento, esas que se generan desde el fondo de mi alma, pero que por razones sin razòn se quedan en mi, sin ocupar los lugares que les son preparados con tanto amor.
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