Para algunos el 14 de febrero es un dia para gastar el dinero en regalos de plàstico, para otros es la oportunidad perfecta de tener sexo disfrazado de amor y para una bola de amargados es un dia de nacos (me incluyo en este sector).
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Sin embargo, un 14 de febrero de hace muchos años recibì una lecciòn muy importante que me ha servido para ser la persona que hoy soy.
Recuerdo esa càtedra y tambien al maestro, quien fuè alguien muy importante para mì. De entre las cosas que me dijo estaba el hecho de que la vida no es fàcil, pero de mi depende hacerla divertida, de que yo nacì para triunfar y ser feliz, que tenia que luchar por lo que yo quisiera y hacerlo, que confiara en mi potencial y lo mas importante: que nunca dejara de ser yo, que siempre conservara mi esencia de niña.
Asi con esas palabras lo recuerdo. Recuerdo el momento justo en el me di cuenta que tenìa que irse, y cuando lo hizo un simple aviso sin palabras me indicò que habia llegado la hora, que no debia preocuparme, era el momento de un cambio.
Asì desde ese dìa mi vida ha estado llena de sorpresas y cambios, de alegrìa y tristeza, de cosas extrañas y a veces de rutinas, pero no cabe duda que emociòn no ha faltado y que a pesar de momentos dificiles la sonrisa no abandona mis labios, que mis ojos cuando voltean al cielo siguen sorprendiendose de que tan maravilloso es el estar aqui y mi voz en esa situaciòn lo ùnico que puede decir es: ¡Gracias!
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Por eso para mi no es el 14 de febrero una fecha màs, es el dia en el que empecè a crecer y a aprender a vivir.
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